En cambio, algunos de ellos dijeron: <<¿Y no podía éste, que abrió los ojos al ciego, hacer que tampoco éste muriese?>>.
Algunos de los presentes hacen un comentario distinto, recordando lo que Jesús había hecho con el ciego. Se extrañan de que aquella manifestación de potencia no se haya ejercido con el enfermo impidiéndole morir. Como en otras ocasiones, el evangelista sugiere al lector un segundo sentido por boca de sus personajes: Jesús, que fue capaz de dar vida en el bautismo (episodio del ciego, 9,6), ¿no habrá sido capaz de conservar esa vida? Hecha antes de que Jesús vaya al sepulcro, la pregunta parece insinuar la esperanza de encontrar a Lázaro vivo.
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