Así aquel día acordaron matarlo.
El discurso de Caifás tiene pleno éxito, la adhesión es unánime. El líder ha formulado lo que todos llevaban dentro (11,47: ¿Qué hacemos? ... Si lo dejamos seguir así ...). Han formulado su sentencia, y saben lo que tienen que hacer; la muerte de Jesús no se hará por un linchamiento, como han intentado en otros casos (8,59; 10,31), sino por una decisión oficial y fría, políticamente justificada.
No han celebrado un juicio formal, pero no era necesario, porque no pretendían hacer justicia, sino defender sus propios intereses. La condenación de Jesús es un hecho, aunque no lo han escuchado, como exigía Nicodemo de acuerdo con su Ley (7,51). Pero ellos, que la defienden y la utilizan, no la cumplen (7,19a), y menos que nunca cuando buscan matarlo (7,19b). Tienen por padre al Enemigo, homicida desde el principio (8,44).
SÍNTESIS
El sistema de poder judío identifica la supervivencia del pueblo con la suya propia. Así justifica su oportunismo político y la injusticia que comete. Como institución religiosa, esa táctica lo lleva a su propia ruina, pues deja de ser realidad significativa de la presencia de Dios en la humanidad. La actividad de Jesús en favor del hombre lo ha interpelado seriamente; es la de Dios que trabaja en la historia. Pero ellos ahogan la interpelación aniquilando al mismo Dios. La institución queda vacía de su presencia. Al firmar la sentencia contra Jesús, deja de existir.
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