<<y vendrán los romanos>>.
Buscan un motivo que racionalice su oposición a Jesús y lo encuentran en el terreno político. Ciertamente, un alboroto mesiánico habría provocado la intervención romana, y temen ser despojados de su privilegio. No se preguntan ni por un momento si es Jesús el Mesías enviado por Dios y apoyado por él (10,24.36). Dios no entra en sus cálculos. Lo han encuadrado en una administración religiosa y en una Ley y no le reconocen actividad propia.
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