jueves, 12 de enero de 2023

Jn 11,48c

 <<y quitarán de en medio nuestro lugar sagrado e incluso nuestra nación>>.

Ven en Jesús un peligro para sus instituciones y su propia raza en caso de conflicto con el poder invasor. El templo es <<el lugar>> de ellos, desde donde ejercen su dominio; en 5,13, <<el lugar>> designaba la ciudad oprimida por el templo. Para salvar <<su lugar>> van a oponerse a Dios. Han construido su sistema y quieren conservarlo cueste lo que cueste. Pretextan, sin embargo, asegurar la permanencia del lugar sagrado, es decir, defender a Dios, como si él fuera impotente. Para ellos no es él quien sostiene al hombre, son las instituciones las que lo sostienen a él; pretenden defenderlo defendiendo su propio sistema. Por eso cuando, en la persona de Jesús, Dios interviene en la historia, lo consideran sospechoso y peligroso.

Su táctica política se equivoca: no hay seguridad fuera de Dios y de Jesús; lo que ellos temen que suceda si la gente sigue a Jesús, la destrucción de su templo, sucederá precisamente por rechazarlo. Va a verificarse lo anunciado por Jr 7,4ss: <<No os hagáis ilusiones con razones falsas, repitiendo: ´el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor´.... ¿de modo que robáis, matáis ... y después entráis a presentaros ante mí en este templo, que lleva mi nombre, y decís: ´Estamos salvados´, para seguir cometiendo tales abominaciones? ... Por eso trataré al templo que lleva mi nombre y os tiene confiados, y al lugar que di a vuestros padres y a vosotros lo mismo que traté a Siló; a vosotros os arrojaré de mi presencia, como arrojé a vuestros hermanos, la estirpe de Efraín>>. 

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