<<Yo sabía que siempre me escuchas, pero lo digo por la gente que está alrededor, para que lleguen a creer que tú me has enviado>>.
Jesús tiene conciencia permanente de su relación con el Padre. Haberlo escuchado ahora no es más que un caso particular de lo que siempre ocurre, pues él y el Padre son uno (10,30) y están identificados (10,38); único en su designio (5,30; 6,39-40) y su acción (10,37). El Padre nunca lo ha dejado solo (8,29).
Con esta fórmula: que siempre me escuchas, descubre Jesús, al mismo tiempo, su ambiente interior de continua acción de gracias al Padre. El agradecimiento, expresión del amor, es una faceta de su relación con él. Reconoce así Jesús que su ser y su amor proceden del Padre.
Da gracias por causa de los que lo rodean. Destaca así la importancia de lo que va a hacer y quiere que se sepa su origen. Su acción se realiza en medio de un mundo hostil (<<los Judíos). Él honra a su Padre (8,49) y quiere atribuirle la gloria.
La acción de gracias responde a las acusaciones de blasfemia. Lo habían acusado de hacerse igual a Dios (5,18), de hacerse Dios (10,33); ahora quiere hacerles ver cómo él y el Padre son uno. Va a demostrarse la verdad del argumento dado por el ciego curado a los dirigentes: Sabemos que ... si uno realiza el designio de Dios, a ése lo escucha (9,31). Con el hecho quiere Jesús ponerles delante la evidencia de su misión divina. Quiere que los hombres reconozcan el amor de Dios presente y activo por su medio en el mundo. Jesús desea que, al conocer la vida que vence incluso la muerte, la humanidad se convenza.
Aparece dos veces la fe en relación con el mismo hecho. La fe de Marta es condición para ver la gloria; la de los presentes será efecto de su manifestación.
En el primer contacto con Jesús hay una aceptación de su palabra (1,39, dos discípulos; 1,43, Felipe; 4,50, funcionario; 9,7 ciego). Pero es la manifestación de la gloria-amor la que funda la adhesión a él (2,11). Por eso, la fe en Jesús como enviado, a que deben llegar los circunstantes, brotará de reconocer en la obra de Jesús la acción del Padre, que manifiesta su gloria.
Esta comunidad (Marta), por su parte, le ha dado su adhesión; pero, anclada en la tradición judía, aún no ha descubierto toda la realidad de Jesús, que él es la presencia del amor del Padre (1,51). Tiene que ver la gloria (1,39 Lect.), para vivir con él en el estado propio del discípulo (cf. 17,24).
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