<<Ya sé que sois linaje de Abrahán, y, sin embargo, tratáis de matarme a mí, porque ese mensaje mío no os cabe en la cabeza>>.
Reconoce que son descendientes de Abrahán, aunque la frase resulte irónica después de haberlos llamado esclavos. Subraya la contradicción que implica su conducta. Gloriarse de ser linaje de Abrahán y, al mismo tiempo, perseguir a muerte a Jesús, son actitudes que no se compaginan. Ellos, que pretenden descender de Abrahán, no tienen parecido con él. Son absolutamente refractarios al mensaje de Jesús, manifestado en su actividad; no pueden tolerarlo porque, al poner el bien del hombre como valor absoluto, destruye su idea de Dios y denuncia la corrupción de sus instituciones.
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