martes, 12 de octubre de 2021

Jn 3,23-24

 También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, por haber allí agua abundante; se presentaba gente y se bautizaba (aún no habían metido a Juan en la cárcel).

En segundo lugar, contrapuesto a Jesús, se introduce a Juan, que según el encargo recibido de Dios sigue bautizando con agua, para que se manifieste a Israel (1,31.33).

Juan está ahora en una localidad diferente de aquella donde había estado al principio (1,28; 3,26; 10,40). En este momento se encuentra en Enón (= las Fuentes), en el territorio de Escitópolis, en la Decápolis (localización más probable de Salim).

Jn señala la abundancia de agua en este lugar; este detalle establece una oposición con las tinajas de Caná, que no contenían agua. Recuérdese la gran capacidad de aquellos recipientes (2,6s). Las tinajas vacías mostraban que, dentro del sistema legal, la purificación era imposible. Al hacerlas llenar indicaba Jesús ser él quien iba a dar la verdadera purificación, pero que ésta implicaría la ruptura con el sistema legal, consecuencia del cambio de alianza. Su purificación se da con el Espíritu (2,9). El paso inicial, la ruptura con las instituciones judías, está expresado en el bautismo de Juan. El evangelista lo señala indicando que va a ser metido en la cárcel: él, como lo será Jesús, es un perseguido por las autoridades. Su itinerario y su suerte se asemejan a los de Jesús. La ruptura con la situación existente está a disposición de todos: hay agua abundante. Dentro del sistema <<de los Judíos>> no podía haber purificación, porque la impureza consistía precisamente en pertenecer a él (cf. 8,23).

En esta perícopa Juan va a utilizar la imagen del Mesías-Esposo, y se definirá a sí mismo como el amigo del Esposo. A él toca preparar a la esposa (baño prenupcial) para la boda; preparar al pueblo, sacándolo de la esfera institucional en que vive, para que encuentre al Mesías, que se sitúa fuera de ella.

Juan ha cambiado de localidad. Parece ser, por tanto, que había encontrado dificultades para continuar su labor en Betania (1,28) y que estaba ya perseguido; así lo insinúa el evangelista (aún no habían metido a Juan en la cárcel). Ha cambiado la localización, marchándose a una región fuera de la jurisdicción judía y romana de Judea y, al mismo tiempo, de la de Herodes en Galilea. Hay gente que se presenta en Enón y se hace bautizar por Juan, aunque no se precisa su número. No faltan quienes sigan mostrando su descontento ante la situación existente.

Al comparar los versos 22 y 23, se ve que el campo de actividad de Jesús se extiende a una entera región (la comarca de Judea ... allí), mientras Juan se fija en una localidad determinada (en Enón ... allí). No se menciona el agua en relación con Jesús, mientras se subraya la abundancia de que dispone Juan. Éste aparece como una figura estática (estaba); la de Jesús, dinámica (fue). No se menciona el concurso de gente hacia Jesús y él es sujeto agente (bautizaba); a Juan va la gente y se bautizaba. Los dos personajes, Jesús y Juan, aparecen separados y en contraste, no comunican ni colaboran. No hay trasvase de lo antiguo a lo nuevo. Existen dos bautismos paralelos, y esta situación crea un dilema: ir a Jesús o a Juan. Será resuelto por este último.

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