<<resulta que ése está bautizando y todos acuden a él>>.
Se describen de modo diferente la actividad de Juan y la de Jesús. Acerca de la primera se decía que la gente se presentaba y se bautizaba (3,23), sin indicar la intención del bautismo ni el término adonde llevaba. La de Jesús la describen los discípulos de Juan en orden inverso: mencionan primero el hecho de que Jesús está bautizando y añaden luego que todos se acercan/acuden a él (cf. 4,1). Este acudir personalmente a él indica que su bautismo terminaba en una adhesión a su persona, que de alguna manera creían en él (cf. 6,35). Mientras Juan anunciaba solamente una esperanza, la gente encuentra en Jesús no sólo la ruptura (bautismo), sino también la persona a quien seguir después. El movimiento de adhesión a Jesús es general (todos). Los discípulos de Juan están perplejos y molestos ante esta realidad.
Este significado de adhesión personal a Jesús que tiene su bautismo es lo que hace que el autor señale en un principio que Jesús bautizaba (3,22.26; 4,1). Quería establecer claramente el paralelo y la oposición entre dos bautismos, el de Jesús y el de Juan (3,22-23). De ahí que las primeras veces atribuya el bautismo a Jesús, término de la adhesión (3,22.26); luego puede ya, sin peligro de equívocos, precisar que no lo hacía personalmente (4,2).
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