<<Vosotros mismos me sois testigos de que dije que no soy yo el Mesías, sino que me han enviado delante de él>>.
Juan no ha cambiado nunca sus testimonio; desde el primer día hasta ahora siempre ha rechazado ser tenido por el Mesías (1,20.25); por el contrario, ha sido explícito en recalcar su misión de precursor, de preparador (1,23). No es él, por tanto, el salvador; ese papel le toca al anunciado por él.
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