Llegó así a un pueblo de Samaría que se llamaba Sicar, cerca del terreno que dio Jacob a su hijo José.
Cerca de este pueblo estaba el terreno cedido por Jacob a su hijo José (Gn 33,19; 48,22), donde éste había sido enterrado (Jos 24,32). La ciudad existente en tiempos de Jacob se llamaba Siquén (Gn 33,18-20); Jos 24,32; Os 6,9) y cerca de ella había surgido la ciudad más moderna de Sicar. Siquén había sido destruida hacía ya más de un siglo.
Jesús está atravesando una tierra cargada de una historia que se remontaba a los orígenes de Israel, anterior a la división entre judíos y samaritanos. Si los habitantes eran despreciados por los judíos, su territorio participaba, sin embargo, de las glorias de los comienzos. Ambos pueblos, judíos y samaritanos, estaban unidos en aquellos orígenes.
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