Él tomó el trozo y salió en seguida; era de noche.
Las palabras de Jesús permiten a Judas marcharse de un círculo al que ya no le une nada. Él ha decidido la muerte de Jesús; lo ha rechazado absoluta y definitivamente. No puede quedarse allí un momento más. Sale, pero llevándose el trozo, la vida de Jesús, para entregarla.
Era de noche. Judas entra en la tiniebla, en el ámbito de los enemigos de Jesús, al que lo ha llevado su decisión. Abandona el lugar donde brilla la gloria y el amor. Su salida a la noche es la expresión visible de su decisión interior: se ha pasado al enemigo, no hay vuelta atrás. La noche significa la ausencia de la luz que es Jesús (11,10; 21,3), es aquí la tiniebla del odio y de la muerte. No ha querido caminar detrás de Jesús y vuelve a ella (12,35). No hay otra alternativa. Pero vuelve a la tiniebla llevándose la luz, para extinguirla (1,5).
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