consciente de que el Padre lo había puesto todo en sus manos...
Jesús tiene plena conciencia de la misión que el Padre le ha confiado. La frase es paralela de 3,35: el Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. Por otra parte, una expresión equivalente aparecerá en 17,2: ya que le has dado esa capacidad para con todo hombre, que les dé a ellos vida definitiva, a todo lo que le has entregado. Jesús sabe que de él depende la salvación de la humanidad, el éxito del designio creador de Dios. Con el lavado de los pies va a mostrar cómo se lleva a término la obra del Padre. Jesús vive ya <<su hora>> (12,23). Es precisamente esta conciencia la que lo lleva a significar su muerte con el lavado de los pies y a aceptarla con la traición de Judas. Quiere salvar al hombre y el deseo de darle vida lo lleva a entregarse.
Jesús es consciente de tenerlo todo en su mano, empezando por su propia vida. Al estar en relación con <<la hora>> (13,1), la acción que sigue es expresión de su última voluntad y adquiere por ello carácter fundacional; de ahí que termine enunciando su mandamiento (13,34s). La constitución de la comunidad, tema de este capítulo, deriva de la conciencia que tiene de haber llegado al momento de dejar cumplida su misión. Es misión suya fundar la comunidad humana nueva.
Se subraya al mismo tiempo la completa libertad de Jesús. El Espíritu (1,32s), en vez de limitarla, la ha exaltado, pero poniéndolo al mismo tiempo en total sintonía con el Padre por el vínculo de amor indestructible con él (1,34: el Hijo de Dios).
El Padre deja a Jesús plena libertad de acción. Se deduce de esto que, cuando Jn utiliza en otros pasajes el término <<mandamiento>>, como dado por el Padre a Jesús, no quiere significar una orden que tenga que cumplir (cf. 10,18: Está en mi mano entregarla [la vida] y está en mi mano recobrarla. Este es el mandamiento / encargo que recibí de mi Padre). Es un modo de expresar la perfecta unidad de propósito (10,30: Yo y el Padre somos uno; El Padre está identificado conmigo y yo con el Padre). No existe una obediencia filial de Jesús, sino una identificación total con el Padre (5,30; 6,38), efecto de la plenitud del amor que el Padre le ha transmitido (1,14: la gloria / riqueza que un hijo único recibe de su padre).
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