<<Hijos míos, ya me queda poco que estar con vosotros>>.
Jesús se dirige a los discípulos con un término de afecto. El momento es emocionante, porque va a anunciarles su próxima partida, de la que es plenamente consciente (13,1.3). Con esto, las palabras que siguen toman carácter de testamento. Aunque ellos no se han dado cuenta (13,28), la traición se ha consumado y la entrega es inminente.
Este <<poco>> va a ser completado en 16,16ss por otro <<poco>>, cuando los discípulos volverán a ver a Jesús. Por el momento, les habla de su marcha, que es la que da carácter definitivo al mandamiento que va a comunicarles.
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