Al acercarse a Simón Pedro, éste le dijo: <<Señor, ¿tú a mí lavarme los pies?>>.
Extrañeza y protesta de Pedro. Lo llama <<Señor>>, título de superioridad, en contraste con <<lavar>>, servicio de un inferior. Su extrañeza y protesta se expresan por la contigüidad de los pronombres (¿tú a mí?). Pedro ha comprendido que la acción de Jesús invierte el orden de valores admitido. Reconoce la diferencia entre Jesús y él y la subraya para mostrar su desaprobación. Interpreta el gesto en clave de <<humildad>>.
Él, como los demás, tiene a Jesús por un Mesías que debe ocupar el trono de Israel (cf. 6,15; 12,13; 18,10), por eso no acepta su servicio. Él es súbdito, no admite la igualdad. Se figura el reino mesiánico como una sociedad parecida a la antigua. No comprende la alternativa de Jesús.
Mientras los otros discípulos aceptan el gesto de Jesús, Pedro se singulariza entre ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario