sábado, 27 de mayo de 2023

Jn 16,31

 Jesús les replicó: <<¿Qué ahora creéis?>>.

Jesús muestra su escepticismo ante semejante motivación. La fe verdadera tiene por objeto a Jesús en la cruz (19,35); consiste en la adhesión al Hombre levantado en alto (3,14s) como manifestación suma del amor de Dios (3,16), su fuerza salvadora. Jesús crucificado se convierte así para el creyente en la nueva Ley, que le enseña a amar como él (13,34; 19,19 Lect.), sabiendo que su entrega es también fuerza salvadora de Dios. Es la fe en el amor como única fuerza salvadora, manifestada en Jesús y comunicada por él.

Los discípulos muestran seguir a Jesús como a un maestro excepcional, y se admiran de su saber. Pero Jesús es maestro desde la cruz: no con doctrinas, sino con su entrega. Enseña a los suyos que el amor hasta el extremo produce la fecundidad de la vida (12,24), que perderse es encontrarse (12,25) y realizar en uno mismo el proyecto de Dios. Si no aprenden esta lección, no pueden llamarse discípulos.

Ya Nicodemo había visto en Jesús a un maestro enviado por Dios (3,2) y esperaba de él doctrina. Jesús, en cambio, le ofreció el Espíritu, la potencia del amor (3,5s).

Sigue resaltando la muerte-exaltación de Jesús como el acontecimiento que da sentido a toda su vida y de donde irradia la fuerza del Espíritu. Jn ha concebido la actividad de Jesús como anticipación de los efectos de su muerte (2,4b Lect.). Su presencia con los discípulos producirá fruto a partir de su exaltación.

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