El día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos era descanso de precepto.
Lo mismo que en el episodio del inválido (5,9b), la mención del precepto se retrasa hasta mediada la narración. Para Jesús no cuenta el día festivo, no reconoce su existencia. La Ley aparece en vigor para los fariseos, no para él, que continúa trabajando en favor del hombre, como trabaja el Padre (5,17; 9,4). Junto al descanso de precepto menciona Jn la acción de Jesús (amasar el barro), que estaba explícitamente prohibida por la interpretación farisea de la Ley, y, a su lado, coloca la frase <<le abrió los ojos>>, de claro sentido mesiánico (9,7b Lect.). Su <<amasar el barro>> prolonga el día sexto de la primera creación; Jesús sigue creando al hombre.
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