Jesús le contestó: <<Yo he venido hablando públicamente a todo el mundo; yo siempre he enseñado en reuniones y en el templo, donde todos los judíos acuden, y no he dicho nada a ocultas>>.
Jesús no tiene ninguna doctrina secreta que descubrir. Su enseñanza ha sido siempre pública. De hecho, según el relato evangélico, ha tenido lugar en una reunión en Cafarnaún (6,59) y en el templo (7,14.28; 8,20).
La denominación <<los Judíos>> designa aquí, como de ordinario, a los partidarios del sistema. Sus mismos adictos lo han escuchado; el sumo sacerdote tiene, pues, fuentes abundantes de información. Jesús ha hablado a todo auditorio, no ha creado un círculo esotérico. Sus pretensiones mesiánicas las ha propuesto en público, ha invitado a todos a acercarse a él (7,37-39; 8,12). Su actividad ha sido también pública, y por eso ha suscitado discusiones con los partidarios del régimen (5,16ss; 6,41ss 9,39ss). Su oposición a las instituciones ha sido expresada en el templo y a los mismos dirigentes (8,21-59).
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