<<Este letrero lo leyeron muchos judíos, porque estaba cerca de la ciudad el lugar donde fue crucificado Jesús. Y estaba escrito en hebreo, latín y griego>>.
Los judíos que lo han rechazado como rey (19,15b) leen ahora el letrero y notan la humillación y la acusación que supone para ellos; tampoco podían ellos tolerar que su rey fuese crucificado como un criminal (19,15b). El título proclama al mismo tiempo la realeza de Jesús y la vergüenza del pueblo.
La construcción de la frase griega es extraña. Dice literalmente: estaba cerca el lugar de la ciudad donde fue crucificado Jesús (cf., en cambio, 11,18). La ambigüedad podría ser pretendida, para de alguna manera cargar sobre la ciudad que lo ha rechazado la responsabilidad de la muerte de Jesús. El paralelo con 19,17s: el lugar de la calavera ... donde lo crucificaron, señalaría a la ciudad como el ámbito de la muerte (cf. 12,18 Lect.).
El letrero estaba escrito en tres lenguas, la del país y las dos lenguas principales del mundo conocido; la de los opresores, de quienes se temían represalias si Jesús continuaba su actividad (11,48); la de los paganos que quieren ver a Jesús (12,20s). El Mesías de los judíos es el salvador del mundo (4,29.42), su misión universal ha de ser traducida a todas las lenguas. Él tiene ovejas que no pertenecen a este pueblo (10,16) y crea una comunidad humana en la que no cuenta la pertenencia étnica (4,12.20.21 Lects.). La salvación sale de los judíos, por obra del Mesías rey de los judíos, que recoge las promesas hechas al pueblo de Dios (4,22), pero está destinada a la humanidad entera.
Las tres lenguas anuncian también quiénes van a ser atraídos por Jesús: cuando sea levantando de la tierra, tiraré de todos hacia mí (12,32).
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