martes, 5 de julio de 2022

Jn 6,59

 Esto lo dijo enseñando en una reunión, en Cafarnaún.

El dato local, relegado al final del episodio, aparece como secundario (cf. 1,28). Cierra las dos escenas, por formar inclusión con la primera mención de Cafarnaún (6,24). El diálogo con la gente (6,22-40) y la polémica con los judíos del régimen (6,41-59) están íntimamente trabadas, son dos hojas de un díptico.

SÍNTESIS

En esta perícopa da Jesús la última explicación del reparto de los panes. El punto central se encuentra en su afirmación, repetida de diversas maneras, del don de sí mismo. Jesús no ha venido a dar <<cosas>>, sino a darse él mismo a la humanidad. Por eso el pan que daba contenía su propia entrega, era la señal que la expresaba.

Esta misma es su exigencia para el discípulo: Debe considerarse a sí mismo como <<pan>> que hay que repartir, y debe repartir su pan como si fuese él mismo que se reparte. Ha de renunciar a poseerse. Sólo el que no tema perderse encontrará su vida. Esta se recibe sólo en la medida en que se da, se posee en la medida en que se entrega. Hacer que la propia vida sea <<alimento disponible>> para los demás, como la de Jesús, repitiendo su gesto con la fuerza de su Espíritu que es la de su amor, es la ley de la nueva comunidad humana. Se expresa en la eucaristía, que renueva el gesto de Jesús. En ella se experimenta su amor en el amor de los hermanos y se manifiesta el compromiso de entregarse a los demás como él se entregó.

La nueva sociedad no se producirá por una intervención milagrosa de Dios. El amor de Dios se ha manifestado en Jesús-hombre y ha de seguir manifestándose por medio de los hombres, con su esfuerzo y su dedicación.

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