<<Yo sí sé quién es, porque procedo de él y él me ha enviado>>.
Jesús, en cambio, conoce a Dios, porque procede de él (1,18.32; 3,31), y ése es el fundamento de su misión y actividad. Expresa aquí su propia experiencia de unión con el Padre, la experiencia de vida (cf. 6,57) propia del Hijo (3,34). No se puede saber quién es Dios sin ser hijo (17,3 Lect.). Ahí radica la diferencia entre el saber de Jesús y el que se atribuyen las escuelas de la Ley (1,18; 5,19 Lect.). Él ha aprendido del Padre (5,19s) y es el único que puede hablar de su designio sobre el hombre (6,39s; cf. 3,11.32).
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