De hecho, tampoco su gente le daba su adhesión.
La razón que propone el evangelista para explicar esta actitud es que no tomaban partido por Jesús. Éste ha llegado al mínimo de su popularidad: por una parte, los dirigentes lo persiguen; por otra, su grupo ha sufrido una crisis; finalmente, sus paisanos no están de su parte, se muestran escépticos e irónicos.
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