domingo, 31 de julio de 2022

Jn 7,30

 Intentaron entonces prenderlo, pero nadie le puso la mano encima, porque todavía no había llegado su hora.

La declaración de Jesús, que invalida el modo corriente de concebir al Mesías y acusa a los que lo profesan de no conocer de Dios, provoca dos reacciones diversas. Una parte de los oyentes intenta prenderlo. Sus palabras han suscitado en ellos un fuerte antagonismo; no están dispuestos a renunciar a sus convicciones ni toleran que sean puestas en tela de juicio. De hecho, no conocen a Dios (7,28) y por eso no aceptan a Jesús. La pretensión mesiánica de éste les resulta intolerable; quieren por Mesías al triunfador de aparición misteriosa y victoria inmediata.

No consiguen echarle mano, porque la hora de Jesús aún no ha llegado. Jesús dará su vida él mismo, cuando llegue el momento; ninguno se la quitará por la fuerza (10,18).

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