sábado, 30 de julio de 2022

Jn 7,2

 Se acercaba la gran fiesta de los Judíos, la de las Chozas.

La fiesta de las Chozas era la más popular del año litúrgico y la ocasión en que acudían más peregrinos a la capital.

La profecía de Zacarías (Zac 14,16.19) la había asociado con <<el día del Señor>>, es decir, el día de su triunfo, y acumulaba promesas para ese día; el rey mesiánico llegaría a Jerusalén cabalgando un borrico (9,9), Dios derramaría sobre la dinastía davídica y los vecinos de Jerusalén un espíritu de arrepentimiento (12,10), y para ellos se alumbraría un manantial contra los pecados (13,1). El manantial de Jerusalén había de fluir hasta los dos mares y el Señor sería el rey del mundo entero (14,8). La fiesta de las Chozas sería el punto de encuentro de las naciones paganas cada año (14,16ss). La que no acudiese no recibiría la lluvia (14,17).

Esta fiesta tenía, por tanto, un carácter mesiánico; excitaba la esperanza del futuro reinado de Dios y de la liberación del pueblo. Las festividades duraban siete días, de los cuales el primero era festivo como un sábado. Caían al principio del otoño. Como en las ocasiones anteriores (2,13; 5,1; 6,4), es una fiesta de los dirigentes (<<los judíos>>), es decir, manejada por ellos.

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Jn 21,24-25

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