Dicho esto, él se quedó en Galilea; sin embargo, después que subió su gente a la fiesta, entonces subió él también, no de modo manifiesto, sino clandestinamente.
Jesús no busca el conflicto por sí mismo. Éste resultará de su fidelidad a la misión recibida. Sube a la capital, pero de manera contraria a como su gente le había propuesto: no <<para manifestarse>>, sino clandestinamente (cf. 7,4).
SÍNTESIS
Aparecer aquí descarnadamente la oposición entre la institución judía y Jesús. Éste es ya un perseguido a muerte. Apenas iniciada su actividad con el pueblo, ya los dirigentes lo consideran un peligro. Por el momento, Jesús se mantiene en la clandestinidad. La situación en torno a él es de crisis, escepticismo y persecución. Sin embargo, su actitud no ha cambiado. No hace caso de las invitaciones al brillo mundano. Denuncia, en cambio, el perverso modo de obrar de su sociedad. Su misma presencia y actividad en favor de los débiles son el reproche más eficaz de la opresión que el sistema ejerce sobre el pueblo.
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