martes, 12 de julio de 2022

Jn 6,68

 Le contestó Simón Pedro: <<Señor, ¿con quién nos vamos a ir? Tus exigencias comunican vida definitiva.

La grave pregunta de Jesús suscita una reacción en el grupo de los Doce. En representación de todos (uso del plural), responde Simón Pedro. Los Doce comprenden que fuera de Jesús no hay esperanza. Sin él van al fracaso.

Las exigencias de Jesús no son un mero mensaje oral, son inseparables de su persona, en ella expresa su propia actitud. No son una doctrina que, separada de él, produzca vida; no pueden constituir un sistema teórico, dependen de la realidad de Jesús. Él es el proyecto de Dios realizado (1,14a Lect.) y, al proponer sus exigencias, se está explicando a sí mismo; ellas remiten a la vida que él posee, la vida definitiva, que los suyos pueden tener asimilándose a él (6,54).

Por boca de Pedro se formula la experiencia de la comunidad de Jn (plural). De ahí el uso del término <<exigencia/mandato>> (cf. 3,34, en oposición a los mandamientos de Moisés). Las <<exigencias>> son algo que la comunidad practica y que le dan su identidad, como los mandamientos promulgados por Moisés la daban al antiguo Israel. Se reducen al mandamiento de Jesús: igual que yo os he amado, amaos también entre vosotros, su distintivo ante el mundo (13,34s). Se expresan en la eucaristía; en ella, el don material del pan y el vino contiene el don personal de Jesús a los suyos, y se hace norma para la vida de los discípulos como don de sí a la humanidad.

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Jn 21,24-25

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