Pero él, Jesús, no se confiaba a ellos, por conocerlos a todos.
Jesús no responde positivamente a la adhesión que se le muestra. No acepta el papel que le atribuyen ni se deja instrumentalizar, y el evangelista da la razón: por conocerlos a todos. Muchos toman partido por él; existe una adhesión, una popularidad de Jesús, visible a los ojos del observador, pero él conoce los motivos y no los estima válidos; porque seguirlo no significa adherirse a un triunfador humano, sino aceptar al que va a dar su vida para salvar al hombre y estar dispuesto a unirse a él hasta dar la propia vida.
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