martes, 4 de julio de 2023

Jn 18,24

 <<Entonces Anás lo mandó atado a Caifás, el sumo sacerdote>>.

No hay respuesta de Anás, que no ha podido manejar a Jesús. Éste aparece como el hombre libre, dueño de sí, que no necesita defenderse ni lo pretende.

Jesús sigue atado. Mandarlo atado a Caifás indica de nuevo la amenaza que ve en él la institución. La principal es su libertad, que los deja desarmados. Jesús es siempre el condenado a muerte por el mundo. Así lo ve y lo interpreta la comunidad, como modelo en su propia circunstancia.

La violencia encubre la debilidad del poder ante la fuerza de una libertad coherente con la verdad de la existencia. La libertad ataca al poder en su raíz; el poder, en cambio, actúa contra la libertad sólo externamente: atando o golpeando, actos que revelan su propia impotencia. Aunque reprima, la palabra reafirmará la libertad; si mata, resurgirá la vida.

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