domingo, 14 de mayo de 2023

Jn 15,17

 <<Esto os mando: que os améis unos a otros>>.

Para terminar la sección sobre el amor, repite Jesús su mandamiento (15,12), condición para estar vinculados con él y producir fruto. La repetición, que subraya la unicidad del mandamiento, lo convierte en prototipo y punto de origen de todo mandamiento (15,10) y exigencia (15,7). Si este mandamiento se cumple, se actualizará entre ellos la presencia de Jesús (13,17 Lect.), cuyo amor impulsará al grupo y lo sostendrá en su actividad en favor del hombre. Es al mismo tiempo un aviso: si existe esta calidad de amor, la comunidad puede reconocerse como la de Jesús; si no, falta lo esencial. Ninguna otra realidad puede sustituirlo ni la fidelidad a Jesús puede expresarse más que por la práctica del amor mutuo.

SÍNTESIS

Identificado con Jesús y su mensaje, el grupo tiene su plena solidaridad y apoyo. El amor del Padre se manifiesta en el fruto que produce la comunidad; la actividad de ésta no es más que la prolongación del amor de Dios que ofrece vida al hombre para que salga de la situación de muerte en que se encuentra.

Jesús propone en otra clave la misión de la comunidad y la condición de su fecundidad. En la perícopa anterior las había expuesto bajo la imagen de los sarmientos (discípulos) que han de dar fruto (misión) por su unión con la vid (Jesús), plantada por el labrador (el Padre). Ahora cambia la imagen por la de los amigos elegidos por colaborar en su trabajo. Es condición mantenerse unidos a él con el vínculo del amor.

Jesús realiza los mandamientos del Padre, expresando así su amor hacia él. Los discípulos realizan los de Jesús, recibidos del Padre: expresan así su amistad con él y quedan vinculados al Padre.

Este nuevo modo de exponer la relación entre el Padre, él y los discípulos quita cualquier ambigüedad a la vinculación expresada anteriormente bajo la imagen de la vid. Se hace por un amor que es respuesta al suyo, pero Jesús excluye expresamente el amor y la adhesión propia de siervos: es amistad que llega hasta dar la vida por los amigos. La misión de la comunidad adquiere así una dimensión nueva: los discípulos no la ejercen como asalariados, contratados para realizar el trabajo de un señor y ejecutar sus órdenes, sino como amigos que comparten su alegría en la tarea común.

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Jn 21,24-25

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