<<Pero todo eso lo harán contra vosotros por ser de los míos, dado que no quieren reconocer al que me mandó>>.
Los discípulos son conocidos con el grupo de Jesús, y eso causa la hostilidad y la persecución. Pero la pertenencia a Jesús es activa. Los tratarán como a él, como él, realizarán las obras del Padre en favor del hombre, manifestando su amor. A éste responderá el odio de los opresores.
Los dirigentes se han negado a reconocer que Jesús era el enviado del Padre; han creado una imagen falsa de Dios (5,37s) y por eso se oponen al verdadero. Al que llaman su Dios, no lo conocen (8,55 Lect.). El que ellos adoran se hace cómplice de la opresión, puesto que en nombre de él ejercen su dominio (5,10; 9,14.24). No pueden tolerar al Dios que está en favor del hombre y lo libera. Encarnado en la Ley, su Dios será el autor principal de la injusticia, el que matará a Jesús (19,7).
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