<<Sin embargo, os dejo dicho esto para que, cuando llegue la hora de ellos, os acordéis de que yo os había prevenido>>.
Jesús ha prevenido a sus discípulos de lo que va a suceder. Al describir el odio del mundo les había anunciado la persecución (15,20), pero ahora les ha explicado que también las instituciones religiosas, a las que ellos pertenecían, forman parte de ese mundo enemigo de Dios. El mundo odiará a los discípulos por negar la adhesión a sus principios (15,18s). El mundo religioso se opondrá a ellos porque van a dar testimonio de Jesús, mostrando la falsedad de su pretendido dios y el fraude de su culto oficial (2,16; 8,20 Lect.). Ese mundo tendrá su hora, la de su triunfo aparente. Será la oda del odio mortal (19,29 Lect.), en oposición a la de Jesús, expresión suprema del amor vivificante. No debe ser una sorpresa para los discípulos. La institución religiosa los condenará en nombre de su dios, como condenó a Jesús mismo (19,7; cf. 11,48).
No hay comentarios:
Publicar un comentario