<<Manteneos en ese amor mío>>.
Como respuesta permanente al amor que les ha mostrado, pide Jesús a sus discípulos que vivan en el ámbito de ese amor suyo. Es lo propio del Espíritu recibido: el amor que responde a su amor (1,16). La comunidad es, pues, el lugar delimitado por el amor de Jesús, donde son visibles sus efectos; ese amor es su atmósfera y su experiencia. Esta exhortación traduce la de 15,4: Quedaos conmigo, que yo me quedaré con vosotros, y, como allí, es condición para el fruto.
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