<<Odiarme a mí es odiar a mi Padre>>.
Jesús hace presente a Dios (12,45), sus palabras son las que ha oído a su Padre (8,38; 12,50), pero ellos no las han escuchado, porque no son de Dios (8,47). Por sus palabras, los han odiado a él (5,18; 8,40; 10,33). Con eso odian al Padre, pues no existe un Dios diferente del que se hace presente en Jesús y habla por Jesús.
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