jueves, 25 de mayo de 2023

Jn 16,3

 <<Y obrarán así porque no han conocido al Padre ni tampoco a mí>>.

Jesús libera a los suyos del respeto a las instituciones religiosas. Tras su impresionante fachada se esconde un fraude, pues no conocen al Padre, es decir, no conocen a Dios (5,37; 8,19.47.54s)d. El Dios que ellos adoran y a quien ofrecen culto no es el verdadero (17,3), pues no está en favor del hombre (5,10; 9,24.29): es la antítesis del que se manifiesta en Jesús.

Esa es la razón de su conducta homicida: al no reconocer a Dios como la fuente de vida y el amor incondicional al hombre (el Padre), no reconocen a Jesús, que es su manifestación plena, y que con su actuación ha colocado el bien del hombre por encima de cualquier Ley e institución.

Aparece aquí de nuevo uno de los principios fundamentales de la teología de Jn: condición para dar la adhesión a Jesús es la actitud a favor del hombre (cf. 16,9), respondiendo a la experiencia de Dios como Padre y al impulso de su proyecto creador (1,4: La vida era la luz del hombre; 6,45: Todo el que escucha al Padre y aprende, se acerca a mí; 7,17: El que quiera realizar el designio de Dios apreciará si esta doctrina es de Dios).

Matar a Jesús equivaldría a eliminar a Dios como Padre. Pero al vaciar a Dios de su propio ser, llenan el hombre de Dios con la proyección de sus propias ambiciones, que despliegan su capacidad destructora. De ahí el dios homicida (8,44).

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