Juan les dio por respuesta: <<Yo bautizo con agua>>
Desde el principio de su misión sabía Juan que su bautismo sería seguido por otro superior, con Espíritu Santo (1,33), y quita importancia a su bautismo con agua. Su frase equivale a: <<Yo bautizo sólo con agua>>, sobrentendiendo el contraste con el bautismo futuro. Este contraste tiene varios aspectos: el agua es un elemento natural preexistente; el Espíritu, una realidad nueva y celeste. El agua pertenece al mundo físico y únicamente con lo físico puede tener contacto; el Espíritu penetra en el interior mismo del hombre. El agua puede simbolizar una transformación; el Espíritu, que es fuerza divina, es el único que puede realizarla.
Su bautismo, por tanto, no es definitivo, sino solamente la preparación para recibir a un personaje que va a llegar; sólo él dará el bautismo definitivo. No es Juan quien va a ponerse a la cabeza de un movimiento popular; no hace más que suscitarlo, en espera de otro.
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