Respondieron entonces los dirigentes judíos, diciéndole: <<¿Qué señal nos presentas para hacer estas cosas?>>.
Segunda reacción. En el templo, los dirigentes son los sumos sacerdotes, los que enviarán satélites para detener a Jesús (18,3). Son ellos los que ahora le responden, identificándose con los vendedores a quienes él ha exhortado a poner fin al comercio sacro.
No hacen caso de la exhortación. Reaccionan pidiéndole credenciales: exigen una señal que acredite el derecho de Jesús para actuar así. En cuanto autoridades, se erigen en jueces, le piden pruebas que lo convenzan de la legitimidad de su actuación. Parten de una posición de fuerza, de derecho adquirido; son los dueños del templo: ven en Jesús un rival y en su actuar una intromisión. Ellos están acreditados por la institución misma; quieren saber quién lo acredita a él.
Ni por un momento se les ocurre dudar de la legitimidad de su posición; no se preguntan si la denuncia de Jesús está justificada. No miran lo real, sino únicamente lo jurídico. En este terreno piensan tener el triunfo asegurado. No admiten que una crítica pueda estar acreditada por la evidencia de los hechos.
Sin embargo, la función de un templo consistía en significar la presencia activa de Dios; la manifestación de esa gloria/presencia había sido la característica del antiguo tabernáculo. Así aparece en Éx 40,34.38: <<Entonces la nube cubrió la Tienda del Encuentro, y la gloria del Señor llenó el santuario. Cuando la nube se alzaba del santuario, los israelitas levantaban el campamento en todas las etapas. Pero cuando la nube no se alzaba, los israelitas esperaban hasta que se alzase. De día la nube del Señor se posaba sobre el santuario, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel>>. Los dirigentes, al convertir la cas de Dios en un mercado, han suprimido su presencia. Han anulado así la función del templo y la suya propia. La protesta estaba justificada en sí misma. Pero ellos, los que han perdido sus títulos, siguen exigiendo credenciales.
Las señales que acreditarán a Jesús serán las que realice en beneficio del hombre (5,36; 10,25.38; 14,11); únicas pruebas que él aducirá para demostrar la legitimidad de su misión.
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