miércoles, 25 de agosto de 2021

Jn 2,9a

 Al probar el maestresala el agua convertida en vino, sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua).

El agua se ha convertido en vino después de haber sido sacada de las tinajas, no en ellas. El maestresala, que prueba el vino, no reconoce el don mesiánico. Los sirvientes, sí, pues ellos saben que el vino ofrecido procede de la acción de Jesús.

El vino simboliza el amor (2,3 Lect.). El que da Jesús significa, por tanto, la relación de amor entre Dios y el hombre que se establece en la nueva alianza, relación directa y personal, sin intermediarios. El amor como don es el Espíritu (1,16.17) y es él quien purifica. La escena de Caná anuncia la cruz, <<su hora>> (2,4). Es allí donde se manifestará hasta el extremo (13,1) el amor de Dios al hombre (17,1) y se ofrecerá a todos el Espíritu (19,34 Lect.). Simbolizado aquí por el vino, significa la alegría que produce la experiencia del amor, propia de la nueva alianza (15,11; 16,22.24; 17,13).

Se encuentra así en este episodio programático la oposición establecida en 1,17: la Ley se dio por medio de Moisés, el amor y la lealtad han existido por medio de Jesús Mesías. El vino del Espíritu crea en el hombre <<el amor leal>> que constituye su nueva condición. Esta es la Ley de la nueva alianza, no un código exterior, como la antigua, sino un vino que penetra en el interior del hombre y lo transforma, la Ley escrita en el corazón (Jr 31,33; Jn 1,17 Lect.). Al ser el Espíritu el que termina la creación del hombre (3,6 Lect.), se unen desde el principio de la actividad de Jesús las dos líneas maestras de la temática de Jn: la alianza y la obra creadora, que quedarán realizadas en la cruz, <<la hora>> de Jesús (19,30 Lect.).

Este vino se ofrece a los dirigentes judíos (el maestresala), pero ellos no lo reconocen. Jesús no va a oponerse a ellos con la violencia, sino que les dará la posibilidad de rectificar (cf. 2,16) reconociendo que lo antiguo y, con ello, su propia posición han caducado, y aceptando el don mesiánico; sólo ante su obstinación y rechazo (1,11: los suyos no lo acogieron) prescindirá de ellos para dirigirse directamente al pueblo (4,46bss).

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Jn 21,24-25

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