lunes, 23 de agosto de 2021

Jn 1,45b

 y le dijo: <<Al descrito por Moisés en la Ley, y por los Profetas, lo hemos encontrado>>.

La identificación de Jesús que hace Felipe a Natanael, pensando que puede atraerlo, muestra que ambos se mueven en la esfera de las antiguas instituciones. Son israelitas adictos a la Ley que veneran la antigua Escritura, en la que ven el anuncio y la figura del Mesías que viene.

Felipe habla también plural (cf. 1,41, Andrés). Con sus palabras revela Jn la mentalidad existente en un grupo de discípulos: Jesús, el Mesías, no representa novedad, es el continuador de la antigua tradición, en la que está retratado. Su misión será, por tanto, perfeccionar y llevar a término la antigua alianza. Estos discípulos, que no lo han sido de Juan Bautista, no han percibido la ruptura con las instituciones que éste preconizaba como preparación a la llegada del Mesías. Embebidos de su tradición, conciben al Mesías como el modelo perfecto del justo según la Ley, su cumplidor exacto y el continuador de Moisés.

Los profetas, por su parte, habían descrito a menudo la futura salvación en términos de restauración de la monarquía davídica. De sus textos, comentados más tarde, había ido tomando cuerpo la idea de un Mesías político, sucesor de David y renovador de las instituciones de la antigua alianza.

En la mención de los profetas estriba, sin embargo, la diferencia entre el grupo representado por Felipe y los dirigentes judíos. Para éstos, los profetas habían muerto (8,52s) y se proclaman discípulos únicamente de Moisés (9,28s), en quien tienen su esperanza (5,45b). Era la tradición profética la que mantenía la expectación del Mesías; ella es parte esencial de la Escritura que da testimonio de Jesús (5,39). De hecho, éste se revelará aludiendo a un texto profético (1,48 Lect.).

Teniendo en cuenta el prólogo, donde Jesús Mesías sustituye con su alianza a Moisés y la Ley (1,17), la descripción de Felipe adquiere todo su relieve. Él y los que representa son los discípulos que no van a entender el papel mesiánico de Jesús. De hecho, el desconocimiento que manifiesta ahora Felipe será el que Jesús le reproche en la Última Cena (14,9). Ni Felipe ni Natanael salen del marco de la palabra escrita, mientras Jesús va a rebasarla. Él no es la palabra del Dios legislador, sino la del Dios creador (1,14). En la primera ocasión en que vuelva a aparecer Felipe, Jesús lo pondrá a prueba y él mostrará no haber comprendido la novedad del Mesías (6,5s).

Jesús afirmará más tarde que Moisés ha escrito de él (5,46), pero sin referencia a la Ley. Dado que el Mesías había de realizar el éxodo definitivo, el éxodo descrito por Moisés era tipo de la obra de Jesús. Estos discípulos, en cambio, consideran la antigua Escritura, más que como preparación y figura, como programa del Mesías (al que describió).

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