jueves, 19 de agosto de 2021

Jn 1,27b

 y a ése yo no soy quién para desatarle la correa de las sandalias.

Juan afirma su inferioridad respecto al que viene, declarando que no tiene talla para ocupar su puesto. El texto hace clara alusión a la ley judía del levirato, según la cual, cuando uno moría sin hijos, un pariente debía casarse con la viuda para dar hijos al difunto. Si el que tenía el derecho y la obligación de hacerlo no la cumplía, otro podía ocupar su puesto. La ceremonia para declarar la pérdida del derecho consistía en desatar la sandalia (cf. Dt 25,5-10;, Rut 4,6-7). Al afirmar Juan que él no puede tomar el puesto del que vien (cf. 1,15), anuncia a éste como Esposo. En los términos simbólicos de los profetas, que a menudo presentaban la alianza como la unión conyugal entre Dios y el pueblo (1,15 Lect.), el Esposo que llega anuncia la inauguración de una alianza nueva. Es, por tanto, el Mesías (1,17), aquel a quien la profecía llamaba <<el Señor>> (1,23).

Existe, pues, una alusión a 1,20. Juan, que negaba ser el Mesías, anuncia ahora su llegada inminente (el que llega), porque de hecho ya está presente entre los que escuchan. La llegada sucederá a su presencia y significará el comienzo de su actividad. Juan bautiza con agua; no es aún el bautismo propio de los tiempos mesiánicos, es la preparación de la esposa (el pueblo) para el Esposo que viene a llevársela (3,29).

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