y haciendo como un azote de cuerdas.
El azote era un símbolo proverbial para designar los dolores que inaugurarían los tiempos mesiánicos. Se representaba al Mesías con el azote en la mano para fustigar los vicios y malas prácticas. El gesto de Jesús era, pues, una señal mesiánica y transparente: se revela en el templo como Mesías, respondiendo al texto de Zac 14,21, donde, anunciando el día del Señor, se afirma: <<y ya no habrá mercaderes en el templo del Señor de los ejércitos aquel día>>. La manifestación de Jesús es inequívoca.
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