domingo, 22 de agosto de 2021

Jn 1,39b

 Llegaron, vieron dónde vivía y aquel mismo día se quedaron a vivir con él; era alrededor de la hora décima.

Los dos que van a ser sus primeros discípulos establecen contacto con el lugar donde vive Jesús. La experiencia directa los persuade a quedarse con él. Han pasado a la zona de la luz-vida.

En este primer episodio describe Jn el modelo de encuentro con Jesús. Comienza aquí la nueva comunidad, la del Mesías, compuesta por los que van a recibir la vida (1,13.16.17.33; el Espíritu) y van a hacerse hijos de Dios (1,12). Es la comunidad de aquellos que están donde está Jesús y contemplan su gloria (1,14; cf. 17,24). De ahí la importancia el momento, señalada con la determinación de la hora que ve nacer la nueva comunidad. De ella son primicias los dos que se quedan a vivir con Jesús.

La hora décima (en nuestro cómputo, las cuatro de la tarde) no estaba lejos del principio del nuevo día, que comenzaba a la puesta del sol (la hora duodécima). El nuevo día marcará el fin del antiguo pueblo y el comienzo de la nueva humanidad. Entre tanto, existirá la comunidad incipiente, hasta que el antiguo Israel sea sustituido definitivamente y desaparezca como pueblo de Dios. El final del día coincidirá con el gran sábado (cf. 19,31); éste señalará el fin de una época y el principio de otra, simbolizada por el primer día de la semana (20,1), el que inaugura la Pascua de Jesús.

El antiguo pueblo se encuentra ya cerca de su fin, y es entonces cuando Jesús comienza su grupo. El salvador llega a tiempo para salvar a Israel de la ruina (5,5 Lect.).

Como en los sinópticos (Mc 1,16 y paral.), el primer encuentro de Jesús es con dos hombres. No va a ser él un maestro espiritual de individuos aislados, va a constituir una nueva comunidad humana.

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Jn 21,24-25

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