sábado, 1 de julio de 2023

Jn 18,3

 <<Entonces Judas cogió el batallón y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y llegó allí con faroles, antorchas y armas>>.

Al ofrecer Jesús a Judas el trozo mojado había puesto en su mano su propia persona. Judas lo cogió y salió para entregarlo (13,26.30). Ahora coge el batallón y los guardias para detenerlo y que le den muerte. Ha cumplido el encargo de Jesús: Lo que vas a hacer, hazlo pronto (13,27).

Se hace resaltar el número de las fuerzas que intervinieron en el prendimiento. Esto muestra, por un lado, el peligro que Jesús representa para el <<mundo>>, y por otro, en el plano de la confrontación entre Jesús y el <<mundo>>, retrata la intensidad de la violencia y la magnitud del odio (7,7; 15,18-25). Se presentan todos los componentes de la oposición a Jesús: el batallón representa al poder político romano; los guardias, a los sumos sacerdotes, poder religioso oficial y miembros de la aristocracia del dinero, y a los fariseos, los defensores e intérpretes de la Ley. Es una movilización de las fuerzas del <<mundo>> con toda su capacidad represiva. A la cabeza, Judas hace de jefe; es él quien coge y conduce la tropa. Es figura del jefe del mundo. De hecho, la frase está en paralelo con 14,30: está para llegar el jefe del mundo; Judas, que dispone de las tropas, representantes de los diversos poderes (el mundo), lo personifica en esta escena. En la perícopa, cada personaje o grupo está delegado por alguien superior: el batallón, por el gobernador; los guardias, por los sumos sacerdotes y los fariseos; el siervo del sumo sacerdote es su representante (18,10). Judas, el enemigo (6,70), que hace de jefe, representa a los círculos de poder (<<el jefe del mundo>>), agentes del Enemigo, cuya figura (Anás) será mencionada al final de la perícopa (18,13).

Judas camina en la noche (13,30) sin luz (11,10), en que actúa la tiniebla. Mientras duraba el día, a pesar de sus intentos, no podían llevar a cabo su propósito (11,8s). La hora final es su espacio y van a mostrar toda su capacidad de odio y de mal.

Es una operación clamorosa, no se pretende disimular nada. Dos términos: faroles y antorchas, muestran la necesidad de luz para buscar una ruta en las tinieblas. Llevan armas, instrumentos de muerte. Se identifican tiniebla y muerte. Los enemigos de la luz-vida (8,12; 11,25; 14,6) se acercan a ella para apresarla y extinguirla (1,5). Todo se centra en Judas; la redacción del texto hace que sea él, no la tropa, quien llega con faroles, antorchas y armas. Él es instrumento de todos los sistemas de poder y dispone de todos sus medios represivos.

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