jueves, 6 de julio de 2023

Jn 18,36

 Contestó Jesús: <<La realeza mía no pertenece al orden este. Si perteneciera al orden este la realeza mía, mis propios guardias habrían luchado para impedir que me entregaran a las autoridades judías. Ahora que la realeza mía no es de aquí>>.

Jesús no responde directamente a la segunda pregunta de Pilato: ¿Qué has hecho?, sino a la primera: ¿Tú eres el rey de los judíos? Al descartar la realeza que se apoya en la fuerza quedará patente que no pretende ocupar el trono, como podría sugerirlo el título que le ha dado: el rey de los judíos.

Afirma claramente su calidad de rey, pero niega tener parecido alguno con los reyes que Pilato conoce. La expresión: La realeza mía no pertenece al orden este, está en paralelo con la que había dicho de sí mismo: yo no pertenezco al orden éste (8,23), en un contexto donde inmediatamente después afirma su calidad de Mesías: yo soy lo que soy (8,24b Lect.). El orden este, <<el mundo>>, es el sistema de injusticia, el que oprime al hombre, y la adhesión a él es el pecado (8,23 Lect.). Jesús practica el servicio al hombre y rechaza el poder (6.10.15); como rey será el Hombre levantado en alto, que dará su vida por salvar al hombre (12,13.15.32.34; cf. 3,3.5.14). La figura de Jesús, el rey que no pertenece al orden este, se opone a la del <<jefe del orden este>> (12,32; 16,11), personificación del círculo de poder.

Jesús caracteriza a los reyes del orden este por apoyarse en la fuerza de las armas e imponer así su dominio: Si perteneciera al orden este la realeza mía, mis propios guardias habrían luchado por impedir que me entregaran a las autoridades judías. Jesús considera el uso de la violencia como perteneciente a la esfera de la injusticia y del pecado. En eso precisamente se distingue su realeza de las demás. La oposición entre su postura y la del <<orden este>> es clara; él se ha entregado voluntariamente y ha cortado en seco la violencia de Pedro (18,11). Renunciando al uso de la fuerza, ha probado no ser rey como los otros. No se ha constituido en rival de sus adversarios, disputándoles el poder, sino que se ha entregado en sus manos.

Su realeza no tiene su origen en ninguna legitimidad de este mundo: la realeza mía no es de aquí. Tiene un fundamento completamente distinto que no se expresa en el lenguaje jurídico de derecho-sumisión. El dicho está en paralelo con el de 8,23: Vosotros pertenecéis a lo de aquí abajo, yo pertenezco a lo de arriba. <<No ser de aquí>> equivale, por tanto, a <<no pertenecer al orden este>>. Su realeza pertenece a <<lo de arriba>>, la esfera del Padre y del Espíritu; es, por tanto, una realeza que por amor comunica vida, en vez de producir muerte con la opresión (4,47.49 Lects.). Él es el Mesías, el Rey designado y ungido por Dios, pero no va a imponer su reinado; los que lo acepten como rey será por haber hecho una opción libre.

El respeto de Jesús por la libertad se había hecho patente en la Cena, al poner su vida en manos de Judas, como supremo acto de amistad (13,26b Lect.). Fue en aquel momento cuando Jesús se entregó voluntariamente a la muerte (13,31 Lect.).

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