Le dijeron entonces las autoridades judías: <<A nosotros no nos está permitido matar a nadie>>.
La respuesta de <<los Judíos>> pretende forzar a Pilato a intervenir. La frase que pronuncian tiene un doble sentido. Por una parte, si se compara con la que más tarde (19,11) dirigirá Pilato a Jesús: está en mi mano soltarte y está en mi mano crucificarte, los judíos afirman que no tienen la facultad de condenar a muerte. No puede decidirse si la clara afirmación de Jn corresponde a una realidad histórica. El sentido histórico, sin embargo, está subsumido por otro teológico: la frase, paralela de la de 5,10: Es descanso, no te está permitido cargar con tu camilla, alude, como allí, a un mandamiento del Decálogo, en este caso: <<No matarás>>.
Al remitir a <<los Judíos>> la responsabilidad de condenar a Jesús según la Ley, Pilato les hace confesar la contradicción de su conducta con el principio enunciado en el Decálogo. Irónicamente, pone Jn en boca de las autoridades judías la declaración de su propia culpabilidad.
Con su respuesta, las autoridades revelan su intención. No han traído a Jesús ante Pilato para que lo juzgue, sino para que le dé muerte. Ellos, que desde que comenzó la actividad de Jesús habían concebido el propósito de matarlo (5,18) y que lo han decidido así en sesión oficial (11,53), no quieren hacerlo por su propia mano.
Es posible que la negativa a ejecutar por su mano la sentencia contra Jesús tenga también por motivo evitar la impureza legal causada por el derramamiento de sangre. En el Consejo celebrado para condenarlo sólo se había aducido razones de oportunismo político (11,47-50), que, en un juicio, no habrían servido para probar su culpabilidad. Ellos saben muy bien que van a cometer un simple homicidio con apariencias legales (8,44: homicida desde el principio). Piensan poder librarse de la impureza que esto les acarrearía cometiéndolo por mano de un tercero. Se recoge aquí la pregunta que les hizo Jesús: ¿No fue Moisés quien os dejó la Ley? Y, sin embargo, ninguno de vosotros cumple esa Ley. ¿Por qué tratáis de matarme? (7,19). Ellos han deformado la Ley de Moisés y la han convertido en <<su Ley>> (19,7).
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