miércoles, 19 de julio de 2023

Jn 19,5b

 Y les dijo: <<Mirad al hombre>>.

El sujeto es ambiguo, puede ser Pilato o Jesús mismo. La ambivalencia es, sin duda, deliberada. Aunque, según la lógica de la narración, haya de ser Pilato, es en realidad Jesús mismo quien se proclama <<el Hombre>>.

Esa es su gloria. Él es la realización del proyecto de Dios, la cumbre de la humanidad. Esta designación equivale a la que Jesús ha usado tantas veces; <<el Hombre>>, <<este Hombre>>. Por primera vez en la historia está apareciendo lo que es y significa ser hombre. El Hombre es el rey, porque a eso está destinado por Dios; es el Mesías que Dios envía a la humanidad (9,35b Lect.). No hay dignidad superior a ésta. Los soldados, al ir despojando a Jesús de la falsa dignidad real propia del mundo, han dejado al descubierto su verdadera realeza, la de ser <<el Hombre>>: el que es libre, y tan rico en amor, que va a dar hasta su propia vida.

La misma identificación de <<el Hombre>> con el Mesías, que aparece aquí por Jesús revestido del manto y de la corona, se había expresado en el episodio del ciego (9,35b Lect.) y en el de la manifestación mesiánica del pueblo, donde Jesús, aclamado como rey (12,13.15), se define como <<el Hombre>> que va a manifestar su gloria-amor (12,23) siendo levantado de la tierra (12,32); la multitud no entiende este mesianismo ni que el Mesías se identifique con <<el Hombre>> (12,34).

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