Le replicó Jesús: <<Si he faltado en el hablar, declara en qué está la falta; pero, si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?>>.
Jesús se dirige al guardia prescindiendo del juicio que ha dado sobre su respuesta. Le recuerda sus propias palabras y le pide que las analice sin prejuicios. Lo llama a la razón, haciéndole comprender su irracionalidad; lo invita a fijarse en la realidad de los hechos, fundamento del juicio personal y de la libertad (cf. 7,31). La esclavitud del subordinado empieza con la renuncia a ver la realidad por sí mismo, aceptando una sumisión acrítica y supersticiosa al de arriba. Al interiorizar su condición de súbdito ha perdido la libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario