jueves, 20 de julio de 2023

Jn 19,10

 Entonces le dijo Pilato: <<¿Te niegas a hablarme a mí? ¿No sabes que está en mi mano soltarte y está en mi mano crucificarte?>>.

El silencio de Jesús fuerza a Pilato a continuar. Para salir de la duda que lo inquieta recurre a la amenaza, recordando a Jesús que tiene en sus manos su vida y su muerte.

Piensa que el hecho de detentar el poder debería persuadir a Jesús a someterse a sus deseos: ¿Te niegas a hablarme a mí? No sabe que Jesús da su vida voluntariamente (10,17).

Los dos miembros de la frase de Pilato: soltarte ... crucificarte expresan la opción que tiene delante. <<Soltarte>> corresponde al veredicto que él mismo ha dado (18,38b; 19,4.6: no encuentro ningún cargo contra él) y a la propuesta que él ha hecho (18,39); <<crucificarte>> corresponde a los gritos de los sumos sacerdotes que lo presionan (19,6). Pilato es consciente de la situación en que se encuentra y se jacta de tener ese poder en su mano, el de obrar según justicia o injustamente.

La frase de Pilato: está en mi mano soltarte y está en mi mano crucificarte, contrasta con la pronunciada por Jesús: está en mi mano entregarla (la vida) y está en mi mano recobrarla (10,18). La primera describe la facultad ilegítima que se arroga el sistema injusto, pretendiendo ser dueño de la vida de sus súbditos. La segunda, la facultad propia del Hijo de Dios y de los que, por adhesión a él, se hagan hijos de Dios (1,12): no pretenden ser dueños de la vida de los demás, pero, como hombres libres, lo son de la suya propia y la entregan por los demás. Así posee el hombre su propia riqueza, que es él mismo, y es libre para darla: en eso consiste <<hacerse rey>>, acusación que será proferida contra Jesús al final de la perícopa.

Frente a Jesús, Pilato se arroga la facultad de dar sentencia de absolución o de muerte, prescindiendo de toda justicia. Es el abuso de la libertad.

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Jn 21,24-25

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