sábado, 29 de julio de 2023

Jn 19,25

 <<Estaban presentes junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María la de Cleofás y María Magdalena>>.

La presencia junto a la cruz de Jesús de dos mujeres contrasta con la del verso siguiente, donde estarán presentes la madre y el discípulo a quien Jesús quería.

Esta presencia significa fidelidad. La madre, que representa, como en Caná (2,1.3.5; cf. 2,12), al Israel que espera el cumplimiento de las promesas, muestra su fidelidad precisamente acompañando a Jesús en su muerte. Ella reconoció al Mesías y, al decir a los sirvientes que hicieran todo lo que él les dijera, mostraba aceptar desde el principio todo el programa de Jesús, que lo ha llevado a ser condenado a muerte. En este momento, cuando ella sola, en medio del rechazo del pueblo (12,34-40), acepta a un Mesías que ha invalidado la concepción del rey terreno, va a ser acogida en la comunidad mesiánica. Su designación, <<la de Cleofás>>, puede ser su patronímico.

La segunda mujer es María Magdalena. El adjetivo significa <<natural de Magdala>>, junto a Tiberíades, en el lago de Galilea. María Magdalena aparecerá en la escena de la resurrección, donde representará a la nueva comunidad como esposa del Mesías (20,1.11s).

Cada una de las dos mujeres representa la comunidad de una alianza: la madre, la de la alianza antigua, el resto de Israel, la esposa fiel de Dios (2,4: Mujer); María Magdalena, la comunidad de la nueva alianza, la esposa del Mesías (20,13.15: Mujer). El resto de Israel es admitido en la alianza nueva.

El papel de la madre, la antigua comunidad, termina en la cruz; el de María Magdalena comienza en ella (cf. 21,1.11-18). La identidad de nombre significa también el común papel de esposa. María de Betania anticipaba la figura de la nueva esposa, precisamente en la muerte y resurrección de Lázaro (11,1-2; 12,3), que preanunciaban las de Jesús.

Con este juego de personajes, afirma Jn que la nueva comunidad (María Magdalena) es hermana de la antigua (la madre de Jesús). Existe, pues, una relación de parentesco, de fraternidad, entre el pueblo antiguo y fiel y la nueva comunidad, que es la esposa de Jesús. Es decir, Israel, que ha dejado de ser un pueblo privilegiado (18,33 Lect.), es parte de la comunidad humana que forma el Mesías y entre en ella en pie de igualdad.

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Jn 21,24-25

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