<<Cuando Pilato oyó decir aquello, le entró más miedo>>.
El miedo de Pilato a las autoridades judías se había manifestado en su actuación vacilante y en la falta de decisión para dar libertad a Jesús, a quien reconoce inocente. Ahora su miedo aumenta ante el temor de la acusación que hacen a Jesús. En el conflicto de poderes, las autoridades judías son más fuertes que Pilato.
La acusación lo impresiona. Teme a las autoridades, pero se pregunta si no ha de temer también a Jesús. Si éste fuese puro hombre, podría tratarlo injustamente con impunidad; ante la posible presencia de lo divino, no sabe cómo comportarse, se siente inseguro.
En la narración, el poder judío juega con la inseguridad de Pilato. Ellos con su saña y él con su miedo se van envileciendo. En el centro se va descubriendo la fuerza de Jesús, que con su entrega se mantiene fiel a sí mismo y a su misión.
SÍNTESIS
Esta perícopa central está cargada de contenido teológico. Se define en ella la verdadera realeza, que es sinónimo de riqueza y libertad. <<El rey>> es <<el Hombre>>, el que realiza el proyecto divino entregándose por amor hasta la muerte, demostrando así ser Hijo de Dios.
Señala Jn la calidad del Mesías que Dios destina a la humanidad: no es un rey dominador, sino aquel que posee la plenitud humana y puede capacitar al hombre para conseguirla. Ser <<el hombre>> terminado es lo mismo que ser hijo de Dios. Esa es la verdadera grandeza. Su riqueza es el amor que, con plena libertad, se da a sí mismo. Por esa razón, este Mesías no se encierra en una cultura ni responde a sus imperativos, sino que es válido para la humanidad entera.
La Ley, como instrumento de opresión, se opone a que el hombre llegue a realizarse; lo somete, privándolo de la libertad y le impide así disponer de la propia vida para darla. Los opresores condenan a muerte al hombre-hijo de Dios.
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