<<Era preparación de la Pascua; era alrededor de la hora sexta>>.
La hora sexta (mediodía) era el momento en que, la víspera de Pascua (la preparación), comenzaban a sacrificarse los corderos pascuales en el templo. Recoge aquí Jn, por tanto, el tema del Cordero de Dios, que abre el testimonio de Juan Bautista sobre Jesús (1,29.36); con él identificaba al Mesías y describía su misión. Recuérdese que la designación <<el Cordero de Dios>> estaba en paralelo con la de <<el Hijo de Dios>> (1,34), y que la misión del Cordero, <<quitar el pecado del mundo>>, sería realizada <<bautizando con Espíritu Santo>> (1,33). Toda esta concepción del Mesías está presente en este pasaje, al recogerse el tema pascual para llevarlo a su conclusión. Ésta es la última de las seis fiestas mencionadas en el evangelio (2,13; 5,1; 6,4; 7,2; 10,22; 12,1) y la tercera Pascua (2,13; 6,4; 12,1).
La espera de <<la hora>> del Mesías, anunciada en Caná al principio de su actividad (2,4), ha mantenido en tensión el relato, orientado hacia ella (5,28; 7,30; 8,20). El período de <<la hora>> constituye la segunda parte del día sexto. Este momento condensa su significado.
Como ya ha aparecido en 4,6, la hora sexta, cifra de lo incompleto, señala la hora de Jesús en su aspecto de muerte (4,6: fatigado), mientras la hora séptima ha indicado sus efectos de vida (4,52). La hora sexta, la de la plena luz, había señalado la revelación del Mesías a Samaría (4,25s); ahora la señala para Israel.
Siendo toda la escena una anticipación de la cruz, también la hora adelanta la de su muerte; son los sumos sacerdotes, al rechazar a Jesús, los que matan al Cordero. Preparan así, como Judas (13,29 Lect.), lo necesario para la Pascua, de la que ellos no van a participar.
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