Al oír Pilato aquellas palabras, condujo fuera a Jesús. Se sentó en un escaño, en un lugar que llamaban <<el Enlosado>> (en la lengua del país, Gábbata).
La escena que sigue está en íntima conexión con los gritos que han precedido. Pilato va a hacer el último intento de liberar a Jesús. Convencido de que éste tiene razón de su parte y de que su realeza es verdadera, va a enfrentar a Israel con su rey. No se atreve a dar la sentencia que pide la justicia: va a dejar la decisión en manos de los sumos sacerdotes.
Conduce a Jesús fuera. La frase siguiente: se sentó en un escaño, precisamente por la indeterminación (en un escaño), muestra que no es Pilato quien se sienta, ocupando su escaño oficial de juez, sino Jesús mismo quien toma la iniciativa y se sienta como rey en su trono. El término bêma (escaño) significaba el asiento del juez, el tribunal. Representa al mismo tiempo el trono de Jesús y el tribunal desde donde, como rey, va a dictar la sentencia.
La escena anticipa la de la cruz y propone una explicación teológica de la misma; de ahí los numerosos temas que en ella superpone Jn, apoyados en alusiones a textos del AT. Para facilitar la lectura, es preferible dar desde el principio un resumen.
Jn figura en esta escena la entronización y exaltación de Jesús, el rey de los judíos, Mesías prometido y Esposo que inaugura la nueva alianza. Ante él va a tener lugar el juicio del pueblo, representado por sus jefes. En este rey no brilla el esplendor humano, sino la gloria de Dios mismo.
El tema de la realeza, significado ya por el escaño-trono, está apoyado además por la alusión al Cantar contenida en el término Lithostrôton (Enlosado). El Cantar describe al esposo bajo la figura del rey Salomón: <<El rey Salomón se hizo construir un palanquín con maderas del Líbano, ... con asiento de púrpura, taraceado por dentro (LXX: lithostrôton, empedrado), ¡Muchachas de Sión, salid para ver al rey Salomón, con la rica corona con que lo coronó su madre el día de su boda, el día de fiesta de su corazón!>> (Cant 3,9-11).
Se unen aquí los dos temas: el de la realeza y el de la boda (alianza). Jesús aparece como el descendiente de David (Salomón, cf. 10,23), cumplimiento de la promesa dinástica (2 Sm 7,12s) y el nuevo Esposo (3,29), el Mesías que inaugura la nueva alianza.
La exaltación del rey está indicada por el término Gábbata, que no significa <<enlosado>> (lithostrôton no es su traducción), sino <<promontorio, altura>>. Al sentarse Jesús en la altura ocupa el lugar que corresponde al Hombre levantado en alto (3,14; 8,28; 12,32); es una alusión a la cruz, que será el lugar de su exaltación, como lo indicará el letrero colocado en ella (19,19).
El tema de la gloria que resplandece en Jesús está indicado por el mismo término enlosado (lithostrôton), que recuerda también la bajada de la gloria de Dios sobre el templo el día de su Dedicaci´don: <<La gloria del Señor llenó el templo ... Los israelitas, al ver que el fuego y la gloria del Señor bajaban al templo, se postraron rostro en tierra sobre el pavimento (lithostrôton) y adoraron y dieron gracias al Señor, <<porque es bueno, porque es eterno su amor>> (hebr. hesed, cf. 1,14 cf. 2 Cr 7,2-3).
Jesús, el santuario de Dios (2,17.19) en quien habita la plenitud de la gloria (1,14), se ha sentado en este enlosado delante de los jefes de Israel. La reacción de ellos a esta manifestación del amor del Padre no será, sin embargo, la postración y la alabanza, como en tiempo de Salomón, sino el rechazo. Éste constituirá su juicio y su sentencia.
La relación con la cruz es manifiesta: ella será su trono (19,19: Jesús el Nazareno, el rey de los judíos), ante el cual se verificará el juicio del <<jefe del orden este>> (12,31). En ella, colmo del oprobio, brillará hasta el extremo el amor de Dios por el hombre (la gloria). Allí será sacrificado el Cordero de Dios, que inaugura la Pascua de la nueva alianza.
Al nombre arameo Gábbata (la altura) corresponderá en la perícopa siguiente el de Gólgota (la calavera). La muerte de Jesús será su exaltación.
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